March 31, 2008

El pasajero anónimo


Trabajo en un corporativo de veintitrés pisos cuyo sistema inteligente de ascensores intimida a cualquiera que lo visite por primera vez. Este increíble desarrollo de Schindler pide que indiquemos en un teclado numérico, dispuesto a los costados del pasillo, el piso a donde nos dirigimos y, en segundos, el dichoso aparato especifica qué elevador tomar. Esto permite hacer el viaje sin escalas a los pisos indicados, una mejor administración de la gente que los utiliza y ahorro de energía.
La primera ocasión que visité torre Zentrum registré mis datos en recepción y me subí al primer elevador que abrió sus puertas y seguí los pasos de un señor que esperaba al igual que yo. Una vez dentro de la moderna caja metálica, noté que no había botones con el número de los pisos y que subíamos sin parar. Me puse nerviosa, miraba a todos lados esperando –ilusamente- que el ascensor fuera tan inteligente que adivinara mi destino, pero para mi sorpresa sólo vi una pantalla negra que parpadeaba el número dieciocho. Sentí la mirada burlona del señor testigo de mi descontrol en semejante viaje por la modernidad, pero nunca dijo nada hasta que yo le pregunté cómo llegar al quinto piso. Confieso haberme sentido un poco tonta haciendo esa pregunta considerando que un elevador sólo puede subir y bajar pero las circunstancias ameritaban eso y –por qué no- también un reclamo por mofarse de la ignorancia ajena.
Han pasado tres años desde aquel encuentro con el moderno sistema electrónico, y resulta ahora tan común en mi vida diaria que hoy tuve la ociosidad de realizar un cálculo rápido sobre el número de veces que he solicitado este método de transporte. El resultado me asombró: dos mil ciento sesenta. Dos mil elevaciones, dos mil descensos, dos mil veces he posado ante las cámaras de seguridad. Mi trabajo actual me ha obligado realizar dos mil viajes redondos (ojala fueran millas acumulables en Club Premier) dentro de una cabina solitaria donde las conversaciones se interrumpen sin razón aparente.
He notado un sinfín de cosas que suceden por torre Zentrum pero sigue asombrándome el silencio incómodo entre los usuarios del ascensor. Durante la espera del viaje en horario pico suelen escucharse conversaciones de todo tipo entre compañeros de oficina. Hay personas que aprovechan el tiempo para revisar el móvil o enviar mensajes urgentes por Blackberry. Las mujeres conversan sobre la nueva compañera, el marido o la fiesta del fin de semana. También son perceptibles aquellos que se dirigen a alguna entrevista de trabajo porque, además de portar un gafete horrendo color rosa, traen consigo un fólder, revisan constantemente el reloj y echan un último vistazo para cerciorarse que su ropa está bien planchada o ausente de manchas. Los ejecutivos hablan en tono pedante por teléfono, los mensajeros hacen anotaciones en los paquetes de entrega, las señoras de limpieza se quejan del mal salario, los instructores del gimnasio intercambian consejos para aumentar masa muscular, los más jóvenes hacen bromas entre ellos u observan al resto de los que esperamos subir. Todo esto genera el murmullo rutinario pero se anula, como por arte de magia, una vez que subimos al ascensor. Aquellas conversaciones fluidas pierden hilo, las mujeres apenas emiten comentarios, otros tosen o miran el techo esperando ser liberados de semejante encierro, los solitarios buscan ocupar su tiempo en algo que nunca se concreta, los futuros entrevistados respiran hondo y miran curiosos al resto de los acompañantes imaginando –quizá- cómo será su vida si obtienen el puesto al que están aplicando. La vida que se nos va dentro del elevador no hace ruido, no comenta, no habla: se vuelve anónima. He pensado que el silencio que nos ahoga durante ese pequeño capítulo del día, nos recuerda la fragilidad de los instantes y el temor a quedar atrapados.
Afortunadamente llega el fin del viaje cuando las puertas se abren para que nos reintegremos al ruido cotidiano y, sobre todo, para disfrutar la libertad de sentirnos todo excepto anónimos.

Rise & Shine


Mi café y yo.
Estuve ayer aquí y el día anterior... y los cinco días antes de ése.
¿Qué culpa tiene el lunes de no haber tenido sábado ni domingo?

March 21, 2008

Numb


10:08pm Frente a la computadora estoy esperando que mis manos digan eso que tanto se atora en mi garganta. Esperaré dos minutos más.
10:10pm Ningún cambio.
10:26pm He visto varios videos de Norah Jones y su voz me llena el cuerpo de melancolía, siento ganas de llorar. Mis dedos inmóviles y la mente anestesiada no ayudan. Sólo siento que me duele la píel.
10:32pm Casi media hora perdida. No me puedo dar el lujo de desperdiciar tanto tiempo de mi vida en noséqué. My heart is drenched in wine, you’ll be on my mind forever.
10:47pm El habitante que tengo entre pulmones prepara sus maletas. Ya le dije mil veces que no hay lugar ni conocidos que puedan recibirlo ahora. Quizá en otro momento podamos coordinar unas vacaciones, pero ahora es imposible viajar al centro del universo.
10:55pm No es mala idea eso del viaje.
11:03pm Mmm... pero las carreteras están peligrosas durante esta temporada y eso reduce nuestras opciones.
11:04pm No siento nada. Mi cuerpo no se mueve. Pensé que se habría ido con el habitante pero aquí siguen ambos. Lo sé porque escucho la música del sístole/diástole.
11:08pm Out across the endless sea I would die in ecstasy. But I’ll be a bag of bones driving down the road alone.
11:10pm Una hora esperando. Nada sucede, no hay cambios, seguimos igual. ¿Qué hacer? Cerraré los ojos. La niña de pies descalzos vendrá a visitarme. Puede ser. O tal vez el mar me tome finalmente entre sus olas. Quizá haya más cerdos en aquella casa y pueda liberarlos de una buena vez.
11:38pm Eso espero.

March 19, 2008

Snow Patrol - Chasing Cars

I don't quite know how to say how I feel
Those three words are said too much
They're not enough

If I lay here
If I just lay here
Would you lie with me
And just forget the world
Forget what we're told
Before we get too old
Show me a garden that's bursting into life

March 17, 2008

Nenas al grito de guerra


Me encanta la confianza implícita que puedo tener con la amiga de mi amiga aunque sólo sepa su nombre y sea la primera vez que nos veamos. Yo ya la conozco y ella me conoce a mí. Entonces hablamos y nos confesamos cosas, contamos sin tapujos nuestras aventuras más íntimas. Lo disfrutamos mucho así que ya no somos dos sino tres... y de pronto ya somos nueve.
Nos reunimos. Unas más puntuales que otras. Nos chuleamos el vestido, los zapatos, el perfume. Todas sonreímos y hablamos al mismo tiempo. Fumamos, reímos, compartimos, gritamos, cantamos, recordamos. Pasan las horas y comemos, volvemos a reír, arreglamos el mundo, solucionamos nuestros problemas e incrementamos nuestro conocimiento en psicología y comportamiento masculino.
Estoy enamorada de las mujeres. Me enamoran sus muestras de cariño, sus ojos atentos a vivir los sueños, la honestidad con que asumen su libertad. ¿Cómo no enamorarse si son irresistibles, complejas, divertidas, inteligentes, valiosas, intensas e infinitamente hermosas?

March 14, 2008

Du fehlst mir (vier)


Recibí tu llamada en el momento preciso. Tenía muchas ganas de escucharte y contarte con detalle que estoy a la espera de una oferta laboral importante, quería reírme a carcajadas contigo sobre cualquier tontería, preguntarte si mis vacaciones deben ser a Cancún o Ixtapa. Me alegró oír tu voz no tan ‘gdiposa’ como la última vez, me ilusionan tus expectativas profesionales luego de tu estancia en Berlín. Quiero detalles de tu próxima visita a la ciudad que tantas veces nos vio caminar y la que también fue testigo de una despedida en la estación de trenes (esa escena la tengo muy presente en la memoria). Tu llamada de hoy fue especial, mejor que cualquier otra. También quería decirte que hoy recibiré la primera quincena con el incremento salarial por el que tanto luché y el cual merecemos compartir. Quisiera que la distancia nos regalara esta noche para invitarte a cenar a un lugar especial... hay tantas cosas por decirnos, hablarnos, contarnos, callarnos.
Te extraño.
Me haces falta... Du fehlst mir.

March 13, 2008

Av. Santa Fe 495-502


Freno de mano, P de parking, apago el iPod, apago el motor, salgo del auto, cierro la puerta, abro la cajuela, saco mi lap-top-mochila, saco mi loncherita, cierro la cajuela cuidadosamente, pongo la alarma y Horacio me hace ‘ojitos’ con sus faros, guardo las llaves en el huequito interior izquierdo de mi bolsa de mano negra. Camino hacia el edificio, subo los 7 escalones grises, me quito los lentes oscuros y los guardo en su estuche, cruzo el lobby, pulso 5 en el tablero fuera de los elevadores, saludo a los guardias con un gesto, me subo al ascensor, saco mi badge de empleado, llego al quinto piso sin escalas, abro la puerta de la oficina, cruzo recepción, voy a la cocina, dejo mi lonchera en el refrigerador, camino hacia mi cubículo, dejo mi bolsa negra sobre el escritorio del lado derecho, saco la lap-top y la enciendo, digito *9696 para escuchar mis mensajes de voz, introduzco las claves para SafeBoot, Sametime y Outlook. Camino hacia a la cocina otra vez, saco mi taza y miro por la ventana mientras dejo reposar el té, me pierdo en el universo de concreto frente a mí. Regreso a mi lugar de trabajo. Me siento frente a la computadora, doy el primer sorbo a mi Twinings y suspiro.
El día ha comenzado.

... la rutina y yo nos sentimos cada día más alejadas. Yo sé que este ciclo ha de terminar.

March 10, 2008

Mein Kampf


1. Crema para ojos disimula-que-lloré-toda-la-noche... check!
2. iPod con playlist corta-venas... check!
3. Vacaciones (vienen días feriados, es casi lo mismo)... check!
4. Ganas de enfrentar... check!
5. Almohada gigante de pluma de ganso... check!
6. Máscaras por romper... check!
7. Compañía que no pregunta y sí consuela... check!
8. Cansancio emocional... check!
9. Cigarros... check!
10. Automóvil con gasolina... check!
11. Voz… check!
12. Terapeuta... check!
13. Años de cargar cosas ajenas... check!
14. Sueños reveladores… check!
15. Lap-top para escribir donde sea todas estas cosas… check!
16. Pañuelos desechables... check!
17. Ganas, deseos de hacerlo... check!
Todo está listo...
... ahora sólo falto yo.

March 6, 2008

Primera Llamada


Es un teatro sin escenario con un libreto vacío para su protagonista.
La obra no tiene personajes, tan sólo un par de sombras que juegan a esconderse de la oscuridad.
Desde la butaca se observa la desesperación sin sentido ni calma, la inevitable fatiga de aguardar el turno a la mejor actuación en vida. El pánico congela los fantasmas del pasado y desaparece tras bambalinas la historia aún no escrita.

Esos finales

Ya tengo el final, me ilusiona el pescado sorpresa pero algo en el texto no termina de cuajar... Se rehúsa a morir el pez!!
Se parece a mí porque tampoco me gustan los finales. Quiero revivir la ausencia, recapitular los personajes, reacomodar el tiempo... vuelvo al inicio y me detengo en el final.
Me cuestiono mil veces si la historia realmente sucedió: busco testigos, pregunto, escribo, añoro.

March 5, 2008

March 4, 2008

Desde aquí

Precisamente porque me gusta el oleaje del mar es que pido que te vayas.