May 6, 2008

Buen Provecho


Mi mayor aventura: fría como un tazón de gazpacho.
El agua de horchata contaminada por silencio y un perdón a destiempo.
La fama de las hamburguesas Ruben’s recuperó dos almas y resignó la infancia.
Sangría, cerveza y vodka tonic: mezcla perfecta para la perdición y el olvido.
Las fresas con chocolate guardaron sabor a galaxia inventada.
Starbucks preparó un café de esperanza en el tiempo.
La hora del té. Nada peor que el acento cruel a una infusión.
Encuentros efímeros y olvidables huelen a resistencia de tostador.
Solamente el destino intensifica la pasión de mi asado argentino.
Los bocados del pasado se enredaron en el alma del fettuccine y me dejaron al dente.
Mmmh... es delicioso saber que ya nada sabrá igual.

1 comment:

caracol said...

lo amoroso y la comida.... juntos, claro!
y cómo no?

un beso!