Llegó el día.
Se aplazó, lo cambiamos, reajustamos calendarios, volvimos a poner fecha... Es hoy.
Hoy iremos juntas a casa de mis papás para pedirles su bendición. Empezaremos una nueva etapa llena de ilusiones bajo el mismo techo. Se me llenan los ojos de lágrimas. Es mucho, es trascendental, es emoción, es grande, es todo. Ella es todo en mi vida.
Llegó el día en que "salgo" de casa de mis padres. No habrá fiesta ni vestido blanco ni ceremonia ni invitados porque no es necesario.
Y aunque de hoy a mañana las cosas aparentemente no cambien, yo sé que en el fondo es un punto de inflexión en la vida familiar y que frente a nosotras tenemos una vida para disfrutar el amor a manos llenas.
Llegó el día.
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