Lo que me encontré en un cuaderno viejo.
Creo que lo escribí por estas fechas... hace 4 años.
Creo que lo escribí por estas fechas... hace 4 años.
Sé que no leerás esta carta porque sé que te hará desaparecer. Y no quiero que te vayas. No quiero perderte. Pero hoy decido sacarte de mi corazón, de ese lugar que no te enteras que tienes reservado desde hace cuatro años... He contado cuarenta y ocho meses de contemplación, de un amor sonoro que sólo yo escucho. Me culpo por amarte y no gano nada. Quién gana en estas cosas del amor? Tal vez he perdido mi tiempo o me he esforzado demasiado. Hoy decido desterrarte de mi espacio, de mi corazón. Aventaré por la ventana las promesas que no hicimos, le quitaré el gancho a los planes de viaje que tenía contigo y los meteré en una maleta. Guardaré en una caja mis noches de insomnio y la sellaré con la cinta que me tiene atada a un futuro imposible. Hazte cargo de eso. Le diré al camión de la basura que se lleve el sillón donde platicamos y que haga con él lo que quiera. No me importa más nada. No quiero ver nada tuyo alrededor. Le diré a mi coche que tiene prohibido girar a la izquierda antes del semáforo porque seguramente no podré escapar de ese callejón sin salida.
Prefiero que te vayas en silencio. Prefiero despedirte con una ceremonia llena de flores tristes y música de otoño. Pero no desaparezcas. Una mudanza emocional es más compleja porque no hay nada que tirar ni otro lugar a dónde ir. Ojalá tuviera tu ropa para desgarrarla con el llanto o tus libros para arrancarles las hojas. No tengo nada tuyo más que un corazón sin ojos. Hasta ahora lo comprendo.
Tal vez sería más fácil desterrarte si me hubieras rechazado, pero es que tampoco lo intenté. Nunca pasó nada entre nosotras y sin embargo siento que se me va la vida en este caos. No hubo promesas ni juramos nada. No ha pasado nada.
Continuaré con la mudanza sin rumbo hasta que se me vayan cayendo las cosas por el camino y llegue el momento en que no haya nada más que cargar. Cuando llegue ese momento prometo confesarte todo y decirte que sufrí mucho el desamor. Te contaré que te perdí sin haberte tenido y te mostraré mis hermosas cicatrices como un logro por haberte trascendido. Y quiero que te duela, que te duela enterarte que te desterré mucho tiempo atrás, pero también quiero que me sigas queriendo y que sigas pensando que tenemos una oportunidad en la próxima vida. Quizá en ese momento, cuando vuelvas a aparecer con suéter blanco una tarde de octubre, tengas el valor de mirarme y reconstruir esta historia que nunca ha terminado de empezar.
Interminablemente,
Gabriela
Gabriela
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