Para tí, espejito
Envié una carta a los Reyes Magos, escribí en el cielo, desee en mi cumpleaños, pedí en año nuevo, recapacité cada día, caminé varios meses, soñé dormida, soñé despierta... De pronto un email, luego dos, tres, cuatro; una llamada, luego otra, un SMS seguido de otros tantos. Su vida y mi vida desde otro espacio decidieron que era momento del encuentro. Y sucedió.
Fue una hermosa tarde de viernes. Nos estábamos esperando desde tiempo atrás, incluso antes de saberlo concientemente. En ese momento tuve la certeza que no debía correr hacia ningún otro lado y que el destino finalmente me había regalado una oportunidad, la oportunidad de mi vida. No hubo necesidad de ponerlo en palabras pues las miradas dijeron todo, sentí mi corazón latir con la intensidad de una nostalgia pasada; de pronto sus manos tomaron las mías y supe que la búsqueda había terminado... Sí, esa tarde de viernes encontré el amor.
Fue una hermosa tarde de viernes. Nos estábamos esperando desde tiempo atrás, incluso antes de saberlo concientemente. En ese momento tuve la certeza que no debía correr hacia ningún otro lado y que el destino finalmente me había regalado una oportunidad, la oportunidad de mi vida. No hubo necesidad de ponerlo en palabras pues las miradas dijeron todo, sentí mi corazón latir con la intensidad de una nostalgia pasada; de pronto sus manos tomaron las mías y supe que la búsqueda había terminado... Sí, esa tarde de viernes encontré el amor.