December 10, 2015
De nini
November 5, 2015
Ciclos
November 6, 2012
Sin vestido blanco
October 31, 2012
Sin destinatario
Creo que lo escribí por estas fechas... hace 4 años.
Gabriela
October 29, 2012
De votos
En modo Proust
He caminado hacia adelante con pasos firmes y de forma resuelta.
Hoy no tiene por qué ser diferente.
October 25, 2011
Melancolía
September 9, 2011
Hubiera
Hubo algo entre líneas.
Hubo emoción.
Hubo recuerdo.
... Y siempre un mundo de "hubieras".
June 19, 2011
Domingo
June 18, 2011
Olas
April 26, 2011
...Y tantas cosas más
Te dije tantas cosas...
... Eres mi beso de buenos días, de buenas noches y el beso por cualquier pretexto durante el día. Eres mi motivo para volver cuando estoy lejos, eres la risa escandalosa capaz de conmover a cualquiera, eres la paciencia en los momentos cuando la presión laboral llega a su límite, eres una dulce voz al otro lado del teléfono, eres una sonrisa sin dientes en las fotografías, eres quien adivina la trama de una película cuando apenas inicia, eres una piel blanca (muuuy blanca) y suave con olor a caramelo. Eres Madrid en el 2004, eres una generación más grande, eres unos pies planos fríos bajo las sábanas. Eres el frío cuando yo sólo siento calor, eres mi MacBook, eres un sandwich de queso con mayonesa; eres Paseo de la Reforma por las tardes y los días en que una caminata nos regresa el equilibrio, eres San Miguel Chapultepec, eres también el Bosque de Chapultepec por las mañanas cuando se respira la frescura de los árboles. Eres la carretera rumbo a las pirámides, eres mi iPod Shuffle, eres la mujer de mis sueños. Eres mi silencio más conmovedor, eres mi futuro y mis planes de retiro con casa en Tequisquiapan, eres el celo que no sabe disimular, eres mi música favorita cuando dices cursilerías, eres una pijama de payasito y otra de borrega. Eres quien se enreda en las cobijas y la comezón de la espalda. Eres mis últimos dos años y los próximos miles; eres mi corazón que late con vida, eres Puebla y sus calles; eres el camino a Hidalgo con escala en Veracruz (¿?), eres el Madrid que ambas reconoceremos en los próximos meses. Eres mi mejor receta para hacer pasta, eres el postre de chocolate que no te gusta, eres el "Lugarcito" de Río Lerma y el "Cinito Gay" de Río Guadalquivir, eres el Karisma de Campos Elíseos. Eres el banco Banorte y los tacos de milanesa con papas. Eres una dulce cara cuando ríes, eres el cuerpo que abrazo entre sueños, eres una familia numerosa y opinadora, eres rebelde de tu pasado, eres mi motivo para vivir intensamente, eres metafísica y otras cosas que no entiendo. Eres Lucrecia Borgia, The Tudors y mis programas locos de medicina forense, eres el mensaje cuando más pienso en tí, eres la renuente al FB y Twitter y la defensora de las arañas. Eres mi luz, mi vida entera, eres el amor que jamás ímaginé sentir. Eres fuente de inspiración, mi vaso de agua por las mañanas y el ritual de cerrar puertas antes de dormir; eres una pulsera de ojitos protectores, un bolillo con mermelada a media tarde, una crepa de cajeta*; eres Tina Modotti, eres la pasta dental Sensodyne, eres la sutileza para decirme las cosas. Eres mi apoyo constante, eres mi mejor amiga y mi mejor amante. Eres quien ilumina mi más oscuro pensamiento, eres mi soporte, mi confianza, mi mejor piropo. Eres la mujer que vino a cambiarme la vida y eres mi silencio lleno de tantas y tantas cosas que difícilmente se dicen en palabras...
*Dulce de leche
April 18, 2011
De olas
January 9, 2011
De regreso a las andadas
January 8, 2011
November 29, 2010
Sin nombre
El sábado fui a la boda de una persona muy cercana y ninguno de los invitados imaginamos que al ritmo de los Rolling Stones y en medio de la noche el padre del novio sufriría un ataque al corazón. Mientras el mariachi se preparaba para una entrada triunfal, el ruido de los violines y guitarras fue sustituido por la sirena de la ambulancia. El silencio de todos los invitados fue ensordecedor. Ninguno se atrevía a decir nada mientras veíamos desde lejos a los paramédicos hacer su mejor esfuerzo por regresarle la respiración a un hombre cuyas últimas palabras fueron dedicadas a su hijo el día de su boda. Una vez que partió la ambulancia hacia el hospital los familiares y amigos nos despedimos con un gran dejo de tristeza, consternación y preguntas cuya respuesta no ha llegado todavía a nuestras almas. De un segundo a otro la fiesta se convirtió en funeral. De un segundo a otro un hombre cayó al suelo y transformó la vida de ochenta personas a su alrededor para siempre.
Regresamos a casa llenas de insomnio y sin palabras que decir; las imágenes repasaban nuestra mente una y otra vez como si eso lograra ponerle un orden al caos de una noche trágica. Ella y yo nos miramos un rato sin decir nada y hasta el día de hoy logramos desahogar la pena tan grande que nos revolvió la cabeza durante todo el fin de semana. Me siento rara, triste, sacada de onda. Aunque he dejado de hacerme tantas preguntas no puedo dejar de pensar en la forma tan cabrona que a veces tiene la vida para darnos lecciones. Siento que en este instante existen otras ochenta personas replanteandose la vida de ochenta maneras distintas en diferentes lugares del mundo. Todo esto ha sido una pequeña transformación universal donde yo estuve y a partir de donde mis ojos se volvieron a abrir al pequeño gran cosmos que yace debajo de mi esternón.
November 8, 2010
Lección uno
Debo hacerle caso a mi intuición.
Debo hacerle caso a mi intuición.
Debo hacerle caso a mi intuición.... (x 1000 veces más)
October 17, 2010
Viaje a las estrellas
October 10, 2010
Entre líneas
January 12, 2010
2010
December 11, 2009
Nieve
October 5, 2009
Mi manita
Al final de todo esto descubro que me quedé con dos manos derechas: la física y la emocional. No tengo mejor aliado ni mejor compañía como mi sombra. Estoy empezando un nuevo proyecto laboral y profesional lleno de retos en varios sentidos. En primer lugar, un negocio nunca antes explorado; el segundo -y más cabròn- la paradójica (o parajódica) libertad de no tener jefe detrás mío. Soy independiente en términos de tiempo y de generación económica, pero al mismo tiempo soy presa de mi exigencia para aquellos objetivos que deseo cumplir. Empiezo este mes de octubre y el último trimestre del año organizando mi lugar de trabajo (le digo home office para que suene más pro), acomodando el escritorio y regalándome un sitio inspirador para todo aquello que venga después. Sé que debo ejercitar el músculo de la paciencia mientras me adapto al nuevo ritmo y que -de inicio- me daré uno que otro tropezón. Sin embargo, tengo bien puesta la mano derecha (la física y la emocional) así que nada, absolutamente nada, puede salir mal.
September 14, 2009
A-Eme-O-Erre
Primero mi gesto de incertidumbre, luego un nudo en la garganta. La cadena de sucesos entre mi esternón y la conciencia de mis emociones se acumularon detrás de mi cabeza, bajo las uñas, entre las piernas. Fue entonces que entendí todo. Entendí eso que tantas veces trataron de explicarme, entendí el lenguaje que no se escribe ni se dice, pero que cada sentido logra traducir en pequeños espacios de eternidad. Me desprendí entre los límites de mi uno sesenta y tres y volví a esa mirada fija para comprenderlo todo: el amor me había invadido.
August 14, 2009
Cuenta regresiva
Con él vienen de la manita el de mi mamá y el de mi amorcito.
Todo el mismo día. Junto con pegado.
Con trescientos sesenta y cinco días para elegir, las tres festejamos en las mismas veinticuatro horas. Me gusta pensar que es casualidad, que al universo también le sorprede tanta coincidencia.
Y cada año, ya bien entradito en días el mes de agosto, yo me lleno de energía con matices de reflexión. Suelo mirar en retrospectiva aquellos acontecimientos importantes, audito mis laberintos internos y hago mi cierre fiscal ante el espejo. Una amiga decía que este proceso es similar al de Rosh Hashaná ya que a partir de esta fecha defino de alguna manera aquello que deseo conseguir el próximo y recapacito sobre el aprendizaje del año que empieza a terminar. Esto me toma varios días dada la importancia y se vuelve un trabajo interno a veces difícil pues los sentimientos afloran sin control, me envuelve la vulnerabilidad típica de fin de año y no logro poner en palabras todas las emociones como me gustaría. Sin embargo, el resultado de este análisis es siempre positivo, propositivo.
Me aventuro a decir que con los años incrementa la intensidad de mis días aunque sé perfectamente que esto yo lo he provocado a mi ritmo de introspección y con el esfuerzo al no detenerme ante los demonios que aparecen por las noches pidiéndome que tire la toalla, que ser tan conciente de mi realidad es mucha responsabilidad. Me esforcé tanto que las voces de exigencia dejaron de gritar y el miedo ante lo desconocido me ocupó la mente varios meses hasta que mi equilibrio emocional salió a flote. Dejé atrás el deber ser, dejé atrás aquello que yo sería con el paso de los años y dejé atrás mis prejuicios. El duelo ante mi cambio de piel trajo consigo días de soledad, días de incomprensión, días de preguntas que no me atrevía a contestar, días de replanteamientos constantes. Y luché contra estas capas que no me permitían verme completa hasta que las piezas empezaron a acomodarse... El proyecto de independencia se construyó; empecé a llenarlo con un refrigerador, cuatro sillas, una cama y mi ropa. Luego vinieron los regalos, visitas y ahora es un hogar, mi hogar. Mientras tanto, el proyecto personal encontró la voz de mi congruencia y reafirmación. Yo pedía amor, lo pedí con todas mis fuerzas. Me comprometí en buscarlo, encontrarlo y cuidarlo. Lo encontré una vez que perdí el miedo a que viniera vestido de mujer... Y así fue como llegó. Así es como lo vivo todos los días. Así es como me siento en plenitud.
Casi trescientos sesenta y cinco días de trabajo personal, de revolución.
Estoy orgullosa del camino.
July 31, 2009
Bibija y yo
Sin embargo, con el paso del tiempo hay objetos cuyas formas, colores y esencia se apegan tanto a nuestro carácter que resulta difícil no generar sentimientos hacia ellos y cuando llega la hora de hacer limpieza es inevitable el sentimiento de melancolía. Las cosas van y vienen, la materia no se de crea ni se destruye, pero el hecho de catalogar esas cositas u objetos como basura o deshecho es terrible. Tal vez por eso odiaba cuando mi mamá nos entretenía cada verano revisando nuestro clóset con el fin de hacer espacio y deshacernos de ropa que ya no nos quedara. Me acuerdo perfecto que sentía muy feo meter suéteres o blusas en bolsas sabiendo que ya no entrarían más en mi clóset, que ya no me acompañarían a la escuela o de vacaciones. Este apego a las cosas tuvo su clímax con la Bibija. Cuando nací mi abuelita me regaló una cobija tejida a mano y desde ese día no la solté (literal). La guardaba debajo de mi almohada, cuando llegaba la hora de dormir la hacía bolita y me dormía con ella entre los brazos; nos íbamos de vacaciones si éstas duraban más de cuatro días y bajo esta dinámica pasaron largas primaveras, veranos y años. La Bibija se convirtió en integrante de la familia y fue objeto de burla, bromas (la escondían para ver qué hacía sin ella) y risas pues el estambre empezó a sentir los estragos del tiempo. Empezó a perder hilos, al tender la cama encontraba en pedacitos de ella y para no tirarlos se los regalaba a mi mamá... Hice todo por conservarla; me resistí a perderla de todas las maneras posibles hasta que se me ocurrió contarle a mi terapeuta (a los 23 años) la maravillosa historia de la honorable Bibija. Sobra decir que de la Bibija salieron varios trapitos al sol y eventualmente dejé de buscarla debajo de mi almohada. No fue tan sencillo, me tomé el tiempo necesario para desprenderme y como no sabía donde guardarla ni tenía a quién heredarla, la dejé en una cajita de cartón.
Cuando hice la mudanza a mi hogar no supe qué hacer con ella: dejarla en casa de mis papás donde crecí o llevarla conmigo. La dejé en su cajita, en el clóset, junto con otras cosas.
Recientemente estuve en casa de mis papás haciendo limpieza de esas cosas que dejé atrás. Encontré cassettes, libros de la universidad, apuntes, cuadernos con mis primeros textos (nada malos, por cierto) y la Bibija. La abracé, la olí, me enjugué las lágrimas con ella. Es mi objeto favorito, parte de la historia que traigo bajo el brazo. La traje conmigo a casa y le hice un huequito en el clóset.
Ella entra y yo salgo.